The Tourist es el remake americano de la cinta francesa ‘El secreto de Anthony Zimmer’, dirigida por Jerome Salle en 2005. Sin embargo, en Sony no han querido arrebatarle todo el sabor europeo a la historia, y han encargado la dirección del remake al alemán Florian Henckel von Donnesmarck, conocido por ser el responsable de ‘La vida de los otros‘, su laureado debut en la gran pantalla.
Por si esto fuera poco, los guionistas han decidido mantener la acción del film en el Viejo Continente, escogiendo las dos ciudades-romance por excelencia, París y Venecia, para contarnos las aventuras de un turista norteamericano (Johnny Depp) que se ve envuelto en una glamourosa trama criminal por culpa de una bella ‘femme fatale’ (Angelina Jolie), la cual trabaja a las órdenes de un misterioso estafador británico.
The Tourist se deja ver gracias al buen trabajo de sus dos actores principales, entre los que existe una química más que correcta para los propósitos del film. Les arropan dos conocidos actores británicos en los papeles secundarios: Paul Bettany y Timothy Dalton, éste último retornando a los cuerpos de seguridad ingleses tras su breve pero intenso período Bond de finales de los 80. Además, la peli cuenta con otro viejo rostro del cine de acción de los aquella década, Steven Berkoff, haciendo su enésimo papel de villano ruso.
The Tourist también cuenta con una interesante banda sonora de James Newton Howard, que combina momentos románticos a ritmo de vals con otros de acción y suspense verdaderamente logrados, entre los cuales incluso podemos escuchar un simpático y extravagante tema que mezcla ritmos chunda-chunda con cuerdas a lo Vivaldi. Además, la fotografía de John Seale dota de la suficiente calidez y glamour a las imágenes como para que el tono ligero de la película no se pierda en ningún momento. Y eso a pesar de la abundancia de cielos nublados a lo largo del metraje.
Sin embargo, la película no deja de ser previsible y algo falta de emoción en muchos momentos. Aparte de que Johnny Depp, por la imagen cinematográfica y pública que ha dado a lo largo de su carrera, no es precisamente el actor ideal para interpretar al ser pretendidamente anodino que protagoniza el film. Aún así, el intérprete se esfuerza y sale relativamente airoso del reto, aunque lo cierto es que su presencia siempre pertenecerá a otro tipo de personajes.
A un ritmo lento pero seguro con una fotografía muy bonita y pequeños detalles de estilo, seguimos a un hombre corriente de pelo largo que fuma pero no fuma.
Ella anda como modelo en una pasarela y se luce y presume sin apenas mover las pestañas.
La cuestión es que estas personas establezcan la química necesaria para que el espectador les importe lo que hagan y les siga. Y se les puede seguir tranquilamente ya sea en el tren por los canales o por los hoteles de lujo.
El problema está en las expectativas que uno busque. La acción está bien dirigida y además con extrema precisión. Pero calibrada, muy calibrada.
Un jefe Jones, que suena al Bond de Timothy Dalton, nos remite con nostalgia a su época de agente secreto como si ahora, pasados los años, ocupara con lógica labores de dirección en departamentos policiales ingleses.
Y así es la película, una labor más de dirección que de acción. Y un agradable viaje turístico.
Ella anda como modelo en una pasarela y se luce y presume sin apenas mover las pestañas.
La cuestión es que estas personas establezcan la química necesaria para que el espectador les importe lo que hagan y les siga. Y se les puede seguir tranquilamente ya sea en el tren por los canales o por los hoteles de lujo.
El problema está en las expectativas que uno busque. La acción está bien dirigida y además con extrema precisión. Pero calibrada, muy calibrada.
Un jefe Jones, que suena al Bond de Timothy Dalton, nos remite con nostalgia a su época de agente secreto como si ahora, pasados los años, ocupara con lógica labores de dirección en departamentos policiales ingleses.
Y así es la película, una labor más de dirección que de acción. Y un agradable viaje turístico.
Kristin Scott Thomas se lanza de cabeza a la búsqueda de la verdad en una nueva propuesta que remueve los inolvidables fantasmas del nazismo. Una estimable película que no evita su carácter abiertamente comercial.
En París en julio de 1942, París, julio de 1942: la policía francesa se lleva a Sarah, una niña de 10 años, y a toda su familia en una redada puerta por puerta en la que arrestan a multitud de familias judías en plena noche. Desesperada por proteger a su hermano pequeño, Sarah lo encierra en un armario del dormitorio, su pequeño escondite secreto, y le promete volver en cuanto les liberen. Sesenta y siete años más tarde, Julia ( a la que da vida la actriz Kristin Scott Thomas), mientras prepara un reportaje, encuentra una serie de evidencias que liga su presente a la tragedia vivida por aquella niña casi ochenta años atrás. Gilles Paquet-Brenner dirige “La llave de Sarah” a partir de la novela homónima súper ventas de Tatiana de Rosnay, robusteciendo nuevamente el exorcismo al que el cine somete con mecánica regularidad a los fantasmas inolvidables del nazismo. Una temática que sigue sobrecogiendo a crítica y público.
La obsesión de una mujer madura que ha de replantearse su realidad en base a imprevistos incontrolables ─después de muchas dificultades para tener a su única hija, se queda embarazada sin más a una edad ya tardía ─ convierte la película en un desasosegante viaje a los secretos ocultos de quien cree conocer mejor, su propia familia; el sobrio tono de thriller dramático que el director imprime a su meditada narración contribuye a solapar el carácter abiertamente comercial de la propuesta, vívidamente presentada desde una fotografía ocre y un tanto crepuscular ─el tono formal invita a ello, desde luego─ y estructurada en una bien hilada sucesión de flashbacks que nos llevará a conocer mejor las causas y circunstancias del horror sufrido por Sarah, interpretada con solvencia y energía por la niña Mélusine Mayance .
Más allá de la jovencísima actriz, la siempre grande Kristin Scott Thomas carga sobre los hombros de su personaje un aluvión de matices plasmados en su eternamente bello y perfilado rostro impenetrable, elegante y conciso, mimetizando el impulso de una persona capaz de lanzarse a una aventura de (auto) descubrimiento en la que no se tienen en cuenta ─se aparcan, cuando menos─ las consecuencias para quienes se crucen en su camino a ambos lados del charco. Y al final de ese tránsito geográfico y existencial, las respuestas compartidas a un enigma de impreciso resultado y satisfacción, porque si algo hay seguro en la vida es, precisamente, esa postrera sensación de inseguridad. Nunca se sabe qué terrores y esperanzas esconden los armarios que ceden ante llaves ocultas tiempo atrás.
La llave de Sarah, sin ser sensiblera, te emociona, la vives, refleja el calvario que tuvieron que pasar los judíos en Francia a la vista de todos sus compatriotas, pero evitando entrar en juicos de valor que pudieran hacer sentirse culpables a los franceses, pero sí que refresca la memoria histórica del país y evidencia como el pasado puede condicionar tu vida.
En la cinta hay dos líneas argumentales: la vida de la periodista que investiga los sucesos del nazismo en Francia y la historia de una familia judía en París. Las dos historias se entrecruzan y gracias al bien hacer del director y actores el argumento resulta creíble y actual.
Puede tener algún fallo argumental pero se perdona con creces.
Esta película fue estrenada en navidad, época en la que abundan bodrios y engendros cinematográficos aderezados con películas infantiles pueblan y campan a sus anchas para tortura sin tregua de los sufridos amantes del séptimo arte.
Afortunadamente este año nos ha llegado casi de manera incomprensible dada la poca proliferación de cintas europeas en cartel, La llave de Sara, película francesa que puede no ser una obra maestra, pero es un buen film sin lugar a dudas.
Bien narrada, con emoción, bien interpretada, con una banda sonora bastante acertada un buen ritmo narrativo y una elaborada estructura a modo de flash-backs, conseguirá que salgamos del cine sin la sensación de haber sido timados, logro complejo y complicado por estas fechas.
En resumen, recomendable para todos los que quieran escapar de la vorágine de films mediocres con actores de medio que nos venden como sublimes.
Una de las mejores películas de la cartelera desde las Navidades.
En la cinta hay dos líneas argumentales: la vida de la periodista que investiga los sucesos del nazismo en Francia y la historia de una familia judía en París. Las dos historias se entrecruzan y gracias al bien hacer del director y actores el argumento resulta creíble y actual.
Puede tener algún fallo argumental pero se perdona con creces.
Esta película fue estrenada en navidad, época en la que abundan bodrios y engendros cinematográficos aderezados con películas infantiles pueblan y campan a sus anchas para tortura sin tregua de los sufridos amantes del séptimo arte.
Afortunadamente este año nos ha llegado casi de manera incomprensible dada la poca proliferación de cintas europeas en cartel, La llave de Sara, película francesa que puede no ser una obra maestra, pero es un buen film sin lugar a dudas.
Bien narrada, con emoción, bien interpretada, con una banda sonora bastante acertada un buen ritmo narrativo y una elaborada estructura a modo de flash-backs, conseguirá que salgamos del cine sin la sensación de haber sido timados, logro complejo y complicado por estas fechas.
En resumen, recomendable para todos los que quieran escapar de la vorágine de films mediocres con actores de medio que nos venden como sublimes.
Una de las mejores películas de la cartelera desde las Navidades.
La película emociona, además de por la trágica y verdadera historia que contiene, debido a la profunda tendencia del ser humano a sobrevivir colectivamente frente a la conciencia de culpa e, individualmente, frente a la conciencia de minoría perseguida.
Los franceses, para suavizar la grave corresponsabilidad de la persecución nazi contra los judíos en Francia, sobre todo como consecuencia de los terribles sucesos que se iniciaron en el desaparecido velódromo de invierno de Paris [1942], mirando para otro lado.
Y bastantes de los descendientes de aquellos judíos asesinados, intentando borrar su pasado, huyendo del terror de sus ascendientes, apoyados en una nueva vida basada en la destrucción del árbol genealógico.
Esos dos sentimientos están fantásticamente contados por el director. También, desde luego, la historia de la niña, con gran interpretación de Mélusine Mayance.
Y como siempre, el cine francés continúa siendo el maestro a la hora de contar las relaciones entre un hombre y una mujer. En ese sentido, delicioso el primer encuentro entre Kristin Scott Thomas y Aidan Quinn.
Gran banda sonora, buen ritmo, magnífica ambientación y una utilización acertada del flash-backs. Los franceses, para suavizar la grave corresponsabilidad de la persecución nazi contra los judíos en Francia, sobre todo como consecuencia de los terribles sucesos que se iniciaron en el desaparecido velódromo de invierno de Paris [1942], mirando para otro lado.
Y bastantes de los descendientes de aquellos judíos asesinados, intentando borrar su pasado, huyendo del terror de sus ascendientes, apoyados en una nueva vida basada en la destrucción del árbol genealógico.
Esos dos sentimientos están fantásticamente contados por el director. También, desde luego, la historia de la niña, con gran interpretación de Mélusine Mayance.
Y como siempre, el cine francés continúa siendo el maestro a la hora de contar las relaciones entre un hombre y una mujer. En ese sentido, delicioso el primer encuentro entre Kristin Scott Thomas y Aidan Quinn.
La sorpresa ha saltado en los XVI Premios Cinematográficos José María Forqué La película 'Buried' ('Enterrado'), del gallego Rodrigo Cortés, una película que pasó discretamente por los cines a pesar de la expectación que se había intentado crear con ella que ha sido recuperada en las nominaciones a distintos premios, tanto en estos como en los Gaudí y en los Goya.
El actor Luis Tosar y las actrices Emma Suárez y Nora Navas fueron los triunfadores de la noche en la XVI edición del Premio Cinematográfico José María Forqué, celebrada en el Palacio de Congresos de Madrid con la presencia de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y el director de la Academia de Cine, Álex de la Iglesia, entre otras personalidades del mundo de la cultura y la interpretación.
La película del gallego Rodrigo Cortés, nominada a los Oscar y protagonizada por Ryan Reynolds, que permanece enterrado durante toda la película se alzó con el principal galardón, imponiéndose a 'Entre Lobos' (Gerardo Olivares), 'Lope' (Andrucha Waddington), 'Pa Negre' (Agustín Villaronga) y 'También la lluvia' (de Icíar Bollaín).
Fueron Verónica Forqué y su hija María, como sucesoras de José María Forqué, las que se encargaron de poner en sus manos la estatuilla que lleva implícita una bolsa de 30.000 euros.
Por otro lado, el premio al mejor actor recayó en el también gallego Luis Tosar, que ya logró este mismo galardón el pasado año con 'Celda 211'. Tosar aprovechó también para criticar la piratería en internet. «Hay serias dudas de si ahora debes ser remunerado», lamentó el actor. Más reñido estuvo el galardón en la categoría femenina', que fue compartido por Enma Suarez ('La mosquitera') y Nora Navas ('Pa negre'). Finalmente, el trabajo sobre la lucha contra el alzhéimer de Pasqual Maragall reflejada en 'Bicicleta, cuchara y manzana' se hizo con el Mejor Largometraje Documental.Seven es una película estadounidense de suspense estrenada en 1995. La cinta está protagonizada por Brad Pitt, Morgan Freeman y Gwyneth Paltrow y narra la historia de dos detectives de la policía que van en busca de un asesino en serie. La película fue dirigida por David Fincher —esta es su segunda película— y escrita por Andrew Kevin Walker, quien recibió una nominación al BAFTA al mejor guión original.
El detective Somerset (Morgan Freeman) se encuentra a días de jubilarse y le envían como reemplazo al detective David Mills (Brad Pitt). Juntos tendrán que resolver una serie de asesinatos cometidos por un psicópata letrado y metódico llamado John Doe (Kevin Spacey), que se basa en los siete pecados capitales para cometer sus grotescos crímenes.
La película comparte trozos de cine negro, de «psycho thriller», de thriller de asesinos en serie y de las «buddy movies». A raíz del estreno de Seven se hicieron una serie de películas sobre psicópatas metódicos con un fin «intelectual» en su discurso, pero ninguno de estos filmes logró el impacto que causó Seven.
En una entrevista con la revista Cinefantastique, el guionista Andrew Kevin Walker dijo que la mayor influencia que tiene el guión proviene de su estancia en la ciudad de Nueva York, tiempo que dedicó a escribir. «No me gustó mi estancia en Nueva York, pero es verdad que si no hubiese vivido allí probablemente no habría escrito Seven».
Las calles llenas de gente, habitantes ruidosos y una opresiva lluvia que parece interminable fueron parte fundamental de la película. Fincher quería mostrar una ciudad que fuese «sucia, violenta, contaminada y a menudo deprimente. Visualmente y estilísticamente esa fue la forma en que quisimos retratar este mundo. Todo lo necesario para ser tan auténtica y cruda como fuese posible».
A este fin, Fincher trabajó con Arthur Max para crear un mundo sombrío. «Creamos un escenario que refleja el decaimiento moral de sus habitantes,» dice Max. «Todo se está cayendo a pedazos y nada esta funcionando adecuadamente». La melancolía de la película, oscura, fue creada mediante un proceso llamado bleach bypass, a través del cual la cantidad de brillo en la película se vincula dependiendo de la oscuridad, imágenes sombrías en la película e incremento global de calidad tonal.
La música de la introducción es un remix hecho por Coil de la canción “Closer” de “Nine Inch Nails. La canción se escucha durante los créditos finales es “The hearts filthy lesson” de David Bowie. La música original de la película fue escrita por Howard Shore.
- “In the beginning” - The Statler Brothers
- “Guilty” - Gravity Kills
- “Trouble man” - Marvin Gaye
- “Speaking of happiness” - Gloria Lynne
- “Suite No. 3 in D Major”, BWV 1068 “Air” - escrita por Johann Sebastian Bach, grabada por Stuttgarter Kammerorchester / Karl Münchinger
- “Love plus one” - Haircut 100
- “I cover the waterfront” - Billie Holiday
- “Now's the time” - Charlie Parker
- “Straight, no chaser” - Thelonious Monk
- “Portrait of John Doe” - Howard Shore
- “Suite from Seven” - Howard Shore
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